Arturo López- Reportero
Ante la apatía burocrática, la falta de voluntad política de los tres niveles de gobierno y los intereses que se disputan el poder local, Veracruz está al borde del “desastre ecológico” y ya hay graves problemas de salud entre la población.
Especialistas en salud, medio ambiente y ecologistas vaticinan que “si no hay conciencia ecológica y se destierra el burocratismo ambiental”, las consecuencias serán más graves en el futuro, para una población que casi llega a los 8 millones de personas.
Según la Evaluación de Riesgos a la Salud en la zona petrolera del sur de la entidad, de acuerdo a un estudio elaborado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), ya hay daños neurológicos en niños y adultos que toman agua contaminada con restos de aluminio, arsénico, hierro y manganeso.
Personal de ese instituto tomó muestras de sangre y orina a un grupo de menores y adultos de municipios de esa zona y encontraron plomo y dioxinas en niveles superiores a lo habitual, que generan alteraciones y afectaciones al aparato reproductivo y neurológico, además de provocar baja de peso y embarazos fallidos.
Entre los grandes depredadores del medio ambiente están las fábricas e ingenios cañeros y principalmente la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), que además de tener 57 kilómetros de ductos, la mayoría en mal estado que constituyen una verdadera “bomba de tiempo”, es la empresa que más contamina.
Entre el 2006 y lo que va de este año, se han registrado no menos de 30 accidentes, entre derrames y explosiones en ductos ya obsoletos e instalaciones petroleras. En esos “accidentes” se han vertido a ríos y lagunas miles de litros de hidrocarburos, principalmente en localidades del sur de la entidad.
Veracruz es uno de los estados más grandes de la república y tiene una superficie de 72 mil 420 kilómetros cuadrados, su franca costera es de 745 kilómetros de longitud a lo largo y ancho del Golfo de México, colinda además con siete estados, por lo que cuenta con una posición clave en el contexto nacional y es la cuenca hidrológica más grande del país.
Sin embargo, los 28 ríos más importantes del Estado, como el Coatzacoalcos y el Blanco, están gravemente contaminados por las descargas que vierten las fábricas la papelera Kimberly Clark, la Cervecería Moctezuma, la paraestatal Petróleos Mexicanos, los beneficios de café y 22 Ingenios cañeros, sin que se aplique la legislación ambiental a pesar de que el agua es un recurso estratégico y de seguridad nacional.
En algunos casos las factorías han sido denunciadas por daños ambientales, al violar el artículo 414 de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, que en ocasiones no prosperan o son aplicadas multas económicas irrisorias, establecen legisladores locales, organismos no gubernamentales, especialistas y autoridades de instituciones como la CNA, el Consejo del Agua del Estado de Veracruz.
Improvisados en el cuidado del medio ambiente
Aunado a ese desastre ambiental, en las delegaciones encargadas de la preservación de nuestro habitad, como la Procuraduría Federal del Consumidor (Profepa) y la Secretaria del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap) fueron designados políticos de extracción panista y no ambientalistas o especialistas en la materia.
“Son funcionarios improvisados, sin carrera que fueron premiados por sus servicios políticos a su partido”, dicen los trabajadores de ambas dependencias que prefieren permanecer en el anonimato.
El delegado de la Profepa, Francisco Briseño Cortés, es odontólogo de profesión y fue diputado local por el PAN; y Manuel Molina Martínez, delegado de la Semarnap. Ambos fueron recomendados por el líder del PAN estatal, Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, ante los titulares de esa dependencia “por sus servicios prestados al partido en la dirigencia estatal.
El presidente del Comisión del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Aguas del Congreso local, Justo Fernández Garibay, declaró que ante esa situación de contaminación de los principales afluentes del estado, las dependencias encargadas del ramo no aplican la legislación vigente y hay “dejadez y burocratismo ambiental”.
Fernández Garibay reveló contundente que “la contaminación de los ríos en Veracruz es muy grave, ya que más del 30 por ciento de toda el agua del país escurre por el Estado, más del 95 por ciento se contamina”.
Consideró que se soslaya la cultura de la no contaminación y “no hay uno sólo de los 212 municipios del estado que cumplan al cien por ciento la legislación de Aguas Residuales y de Aguas Potables”, por eso la situación se complica ante ese desolador panorama que amenaza a los ríos y lagunas del estado.
Dijo que el Río Coatzacoalcos no sólo es el afluente más contaminado de Veracruz, sino de esta zona del país y subrayó que cuando empiezan a funcionar los 22 ingenios azucareros de la región, “se convierten en los entes más contaminantes que tenemos en el estado”.
El ex líder estatal del Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM) dijo que debe haber una coordinación de todas las instancias, desde las autoridades municipales que tienen la obligación de tratar las aguas residuales, hasta los usuarios y la iniciativa privada, que deben poner su cuota ambientalista.
Penas más severas
Subrayó que no hace falta imponer penas más severas, sino aplicar la Legislación en la materia y justificó que lo que no hay recursos económicos para poner las plantas de tratamiento que se necesitan, para evitar que las industrias de las diversas ramas contaminen los ríos y lagunas de Veracruz.
Para el especialista y coordinador del Comité de Planeación para el Desarrollo de Veracruz (Copladever), Rafael Arias Hernández, “todos los ríos de Veracruz presentan un grado de contaminación grave”.
Subrayó que los 28 ríos más importantes como el Coatzacoalcos y el Papaloapan, de los que se desprenden otros afluentes, “requieren de un trabajo de atención urgente de los tres niveles de gobierno”, además de que Veracruz atraviesa por una paradoja debido a que tiene una gran riqueza en agua y todos los ríos están contaminados.
“Tenemos los ríos sumamente contaminados, como es la parte final del Coatzacoalcos y otros que están siendo afectados en su cantidad de agua, tienen problemas porque no se están produciendo las especies y reciben contaminación por sólidos o lìquidos industriales y agrícolas”, dijo.
Arias Hernández explicó que se trata de un problema de supervivencia, ya que del norte al centro, ríos como el Pánuco, Tempoal, Laguna de Tamiahua, Tuxpan, Cazones, San Marcos, Tecolutla, Nautla, Bobos, Actopan, Paso de Ovejas, Jamada, Mandinga, Atoyac y Tuxpango, presentan diversos niveles de contaminación.
En la misma situación están los del sur del estado —agregó— afluentes como el Papaloapan, la Laguna de Alvarado, San Juan, Hueyapan de Ocampo, Coatacoalcos, Laguna de Catemaco y Uxpanapa.
Dijo que hasta 2004 se estimaba que el volumen de aguas residuales vertidas a los cuerpos de agua se estimaba en 5 millones 695 mil 570 litros, principalmente por los sectores industrial, petroquímico y la generación de energía eléctrica, seguidos por la agricultura, ganadería y aguas de drenaje.
En contraposición, destacó que hasta ese año sólo existían 315 plantas de tratamiento distribuidas en 90 de los 212 municipios y en las que se trataban 364 mil 380 metros cúbicos de agua por año.
Para la Gerencia Golfo de la Comisión Nacional del Agua (CNA), a través de las 40 Estaciones de la Red Nacional de Monitoreo, los mayores grados de contaminación de los ríos de Veracruz los presentan los ríos Coatzacoalcos, Tuxpan, Cazones, Tecolutla, Actopan, Blanco, Jamapa, Tecolutla, Papaloapan, Misantla y el Nautla, entre otros.
Estableció que la mayorìa de los afluentes reciben descargas residuales que generalmente no son tratadas, por lo que contaminan esos cuerpos de agua.
Kimberly Clark contamina
Por su parte, Yolanda Gutiérrez Carlín, directora del Consejo Estatal del Agua en Veracruz (CAEV) reconoció que muchas empresas como Kimberly Clark Escamela, ubicada en el municipio de Ixtaczoquitlán —que ya ha sido denunciada por los alcaldes de la región de contaminar con desechos tóxicos los ríos de la zona, sin que sus demandas prosperen—contamina los afluentes.
Por ello, dice, “ se construyen Plantas de Tratamiento para que las descargas de uso urbano no contaminen tanto los ríos como los arroyos”.
Puso como ejemplo que en el Puerto de Veracruz, se construyeron plantas de tratamiento para que las descargas residuales estén dentro de la norma de Playas Limpias. En los municipios mayores de 100 mil habitantes se requieren ese tipo de obras.
Sin embargo, organizaciones independientes, como Salvemos al Río Blanco, de la región de Orizaba, denunciaron que el grado de contaminación que provocan las empresas de esa zona es grave, ”sin que ninguna dependencia haga algo por prevenir ese problema no sólo en este río, sino en otros afluentes de la zona centro del Estado”.
Dijo que los delegados tanto de la Profepa como de la Semarnap y la Secretaría de Desarrollo Social y del Medio Ambiente del Estado no hacen nada por evitar que el Río Blanco muera, a pesar de que se han creado fideicomisos con importantes recursos económicos que no se sabe donde van a parar.
Finalmente señaló que autoridades federales, estatales y municipales han ofrecido atender de manera “urgente” la contaminación de este importante afluente, pero sólo queda en promesas de campaña.
Recientemente una pipa de Penex, al volcarse en la región de Orizaba-Nogales derramó más de 24 mil litros de combustóleo, que en su gran mayoría fueron a parar al Río Blanco, agravando más la situación en ese importante afluente que recibe las descargas contaminantes de las fábricas de la región .
Pemex
De las empresas que mayor contaminación provocan está la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), que a pesar del daño ambiental a la flora y fauna y muertes de trabajadores y civiles que ha ocasionado, no es sancionada penalmente, ya que aporta recursos millonarios para las llamadas “obras sociales” y en especie otorga donaciones de gasolina y otros productos derivados del petróleo a las autoridades estatales y municipales.
Organizaciones sociales y partidos políticos se han cansado de denunciar el daño ecológico que causan los derrames de miles de litros de petróleo de los 57 kilómetros de ductos de la paraestatal que atraviesan el territorio veracruzano, aunado a que en la zona de Coatzacoalcos se ubican los complejos petroleros de Pajaritos, Cangrejera y Morelos, así como la refinería Lázaro Cárdenas y las plantas de procesamiento y almacenamiento de químicos que vierten sus desechos al Río Coatzacoalcos.